miércoles, 15 de noviembre de 2017

Intermedio 1



Cierto día, un hombre camino hasta el borde del precipicio. Desde allí miró al fondo escarpado e imaginó pasar al otro lado, pero no había ningún puente. Otro día, otro hombre llegó al mismo punto y planeó hacer un puente, pero todo quedó en idea; no era un hombre abundante en recursos ni en inteligencia. Más adelante, llegó un ingeniero al mismo punto, y con buenos recursos emprendió la obra de un puente colgante para cruzar el abismo; pero una enfermedad le sobrevino y apenas pudo construir la base de su lado antes de morir. Y así cada hombre y cada mujer que iba llegando, mejoraba la obra del anterior. Un buen día, un hombre poco inteligente por demás, inauguró el puente, obra de otros más inteligentes y laboriosos que él, pero creyó que la obra no era práctica ni inteligente. Así que la dinamitó y ya nadie más pudo volver a cruzar al otro lado. 
     Moraleja: hay quienes teniéndolo todo no lo valoran y lo destruyen por hastío, necedad y poca visión.

   

     Cierto día, una mujer fue a buscar un sombrero para una fiesta. En un almacén se probó más de una docena de diseños, pero no quedó satisfecha con ninguno. El vendedor, compungido, le recomendó un cambio de cabeza. Así que la mujer se probó una fina cabeza de mujer fatal, pero le pareció muy intensa y descarada para ella y la rechazo. Luego probó una de secretaria, pero el sueldo era muy bajo y las horas de trabajo extensas.  Llegó a probarse una de monja, pero le aterrada la soledad y el celibato. Entonces tras horas de ensayos y desesperación, tomó su propia cabeza y la tiró al cesto de la basura y se fue sin comprar nada. 
     Moraleja: quien no se acepta como es ni se quiere en su realidad, nunca hallará su bondad.




Aforismos y pensamientos 65