"Luchar era fácil, pero luchar por la comida y el alquiler era como luchar con un ejército de fantasmas. Lo único que podías hacer era retirarte, y mientras te retirabas veías morir a tus propios hermanos, uno tras otro, silenciosa, misteriosamente, en la niebla, en la oscuridad, y no había nada qué hacer.
Nunca en mi vida he deseado tener amigos, pero en aquel período particular parecían brotar a mi alrededor como hongos. Nunca tenía un momento de tranquilidad."
Trópico de Capricornio, En el tranvía ovárico, Henry Miller, 1939
- La heterosexualidad y la homosexualidad no son tendencias rígidas, predecibles y predeterminadas; son más bien formas dinámicas y complejas de relacionarnos con la realidad toda.
- Cuáles hábitos, esos son los que hacen al hombre; lo redimen o lo matan.
- El sedentarismo consume; afecta la salud mental más de lo que se estima.
- Hemos llegado a convertir la actividad física y deportiva en un espectáculo más para ver que para involucrarnos en él.
- Rodar por el circuito social es condenarse a recoger frustraciones de modo gratuito.
- Generalmente quienes más amamos somos quienes más perdemos.
- El amor lo convertimos en un problema emocional enfermizo y truculento.
- A todo hombre le llega su grandeza o su bajeza.
- Nos criaron con tropas de asalto.
- Hace mucho que los medios de comunicación se dieron cuenta de que la violencia y la destrucción venden.
- Somos tan ajenos a la compasión que ni nos la figuramos; de hecho ponemos un precio por todo.
- Nuestras diferencias nos hicieron extraños y nuestras semejanzas copias sin sentido.
- Acabamos moralizando las conductas sociales; hacer amigos es bueno; no hacerlos es malo.
- Cada vez queremos viajar más lejos para ver lo que ya nos es familiar; las ciudades se repiten unas a otras; la cultura se repite a sí misma.
- El hombre es una criatura compactada y comprimida.
- Estás tan vivo empleado como desempleado.
- Al final es el dolor lo que nos hace verdaderamente inteligentes.
- Cosa más apasionante que la lucha no la hay; cosa más aburrida que el festejo tampoco.
- Es bendito el hombre que un buen día deja de creer en lo aprendido.
- Para sobrevivir uno debe llevar una ventaja sobre el resto; si no, estás condenado.
- Ser inteligente es evitar el golpe; ser tonto es estar ahí para recibirlo.
- La tolerancia, como la amistad, el gusto y la simpatía, son cuestiones de afecto.
- Dios está en todas las congregaciones, aún como un minúsculo punto de luz.
- El amor es mi talón de Aquiles; cuando amo, amo sin límites.
- Iluminado el hombre que no busca su propia fama ni vive para ella.
- La fama es un preludio a la egolatría.
- Llevar una buena vida cuesta caro; pero alcanzar una vida mejor, ni con todo el dinero del mundo.
- El tiempo pasa, y pasará.
- La superficialidad moderna es soledad inadvertida.
- El día que las máquinas puedan adivinar las intenciones de los hombres estaremos perdidos: les habremos dado el poder de gobernarnos.
- El hombre no cansa de repetirse.
- Uno acepta en la medida en que renuncia.
- A veces hay que ir más allá de la probabilidad más inmediata y segura y del buen concejo para alcanzar el éxito.
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